Muchos de nosotros no nos damos cuenta de todos los rostros sufrientes, gente pobre, niños explotados. jóvenes en vicios, ancianos.
Hay personas que no tienen ni un techo en donde vivir, ni un pan que comer, ni vestimenta mientras nosotros somos inconformes con lo que tenemos, o nos quejamos porque queremos mas cosas materiales o desperdiciamos la comida.
Jesus nos mira con ojos de piedad, cuando fallamos y todos nos dan la espalda solo el se queda y nos extiende la mano para levantarnos y seguir adelante con la frente siempre en alto porque el nos ama apesar de todos nuestros pecados.
Ver a esos niños en la calle explotados o abusados, cansados de esa vida, de no tener que comer, de tener que buscar comida en la basura para tener algo en el estomago, ellos tienen en su mirada reflejada la tristeza el sufrimiento.
Jóvenes perdidos en el mundo de los vicios, el camino fácil desorientados, falta de atención se van por el mal camino como por ejemplo: las drogas, la delincuencia, el alcohol, el aborto, etc.
Yo hago labor social en el ''Asilo Madre De La Solidaridad'' ese lugar es una realidad muy distinta a la de afuera, pues mis primeros días fueron realmente espantosos ya que una abuelita estaba en su lecho de muerte vi en su rostro reflejado a Jesús, eso me inspiro a seguir yendo a dar mi granito de arena por esos angelitos.
Al pasar de los meses vi realmente la necesidad y el sufrimiento que padecía cada abuelo/a, cada uno tenia una historia o anécdota diferente que te llenaban de emoción de pena o de tristeza, que tu los escucharas y los comprendieras para ellos era muy especial.
En el asilo he aprendido ha tener mucha paciencia, ha hacer solidaria con los demás ayudar a los demás sin recibir nada cambio, a comprender los, a levantar los si es que se caen.
Hubieron muchos sacrificios como aprender a lavar ropa (a mano) fue muy difícil ya que no tenia experiencia alguna, no me importaba si estaba sucia o apestaba lo hacia por las abuelas y por dar una mano a las hermanas, otro de los sacrificios fue dar de comer en la boca a los abuelos ya que algunos se vomitaban encima o regaban la comida ya al pasar del tiempo me fui acostumbrando y hacia las cosas con amor.
Hay una abuelita muy especial para mi su nombre es Teresa pero todos la llamamos chiqui ya que ella es muy pequeña y es muda pero gracias a ella aprendí a escuchar con el corazón se que Jesús se expresaba a través de ella.
En cada rostro de los abuelos/as reflejaban a Jesús en cada sonrisa, en cada lagrima, en todo momento, ser parte de los voluntarios del asilo es algo maravilloso ya que cada domingo hacemos todo lo posible para que las vidas de estos ángeles del cielo sea cada vez mas feliz, se que Dios tiene un hermoso propósito para cada uno de ellos.
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